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19.10.05

Al songoroconsongo

NICOLÁS GUILLÉN
Por Verónica Cardozo

Nadie se hace poeta. La poesía es un don. Se puede formar un escritor, pero el poeta ha de estar dotado de sensibilidad en el corazón y de inteligencia para plasmar lo que ese corazón percibe. No hay novelista de gran calidad, de gran profundidad, que no tenga la dimensión poética en su obra. La poesía está más emparentada con la música que la literatura, y es una fuerza tremendamente concientizadora.
Hay poetas que se sumergen en la musicalidad y sienten el ritmo como de olas rozando la arena una y otra vez; otros, optan por apropiarse de aquel primitivo sonar de sus antepasados para hacerse canción entre su gente. El cubano Nicolás Guillén pertenece a este último grupo. Su poesía se desgrana sin necesidad de instrumentos y sus palabras fluyen al son de aquellas danzas yorubas de sus antepasados. Poesía que deslumbra y a la vez encandila proyectando un mensaje a través de sus palabras. Poemas que nos transportan a las calles camagueyanas, donde el poeta nació, donde la mezcla de ancestros africanos con otros seres procedentes de España y América, dieron como fruto una nueva forma de entender la poesía: como lenguaje y como música. El son de la letra y el son de la música formando un cuerpo perfecto, completándose uno con el otro.
Palabras provenientes de lo popular restituidas a donde pertenecen, su gente, para que recuerden su propia voz y su cantar. ¡Mayombe-bombe-mayombé! / ¡Mayombe-bombe-mayombé...!
El poeta, con esa intuitiva capacidad de apropiarse de su entorno, restituye lo que ha recibido de niño, lo que ha oído y visto en la isla. Al recitar, con su voz bella y su particular modo de decir, acompaña el son con su puño sobre la mesa, con pausas y ritmos. Nace en ese momento música pero también, conciencia del sentimiento popular, de la manera de vivir y observar el mundo. Cánticos mestizos exhiben las historias de esa tierra, a través de ese camagüeyano orgulloso de sus raíces que es Nicolás Guillén.

Su vida
Nace en 1902 y por ser hijo de padres mulatos, el joven llevará al nacer el mestizaje blanquinegro en sus venas que le dará con el tiempo la materia prima para su canto.
Un abuelo blanco y un abuelo negro, dará origen a.
Balada de los dos abuelos (1934)
“Sombras que yo sólo veo, / me escoltan mis dos abuelos. /Lanza con punta de hueso, /tambor de cuero y madera: / mi abuelo negro.Gorguera en el cuello ancho, / gris armadura guerrera: /mi abuelo blanco.(…)/”. Y entones, dijo Nicolás Guillén: "El negro aporta esencias muy firmes a nuestro cóctel, y las dos razas que en la isla salen a flor de agua, distantes en lo que se ve, se tienden un garfio submarino, como esos puentes hondos que unen en secreto dos continentes (…) el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá: color cubano".
En Camagüey recibe la educación primaria marcada por el catolicismo. Esta formación devota, junto a las ideas de su padre, senador de Camagüey por el partido liberal, serán la semilla que irá germinando en su mente con un sentido de justicia y solidaridad: nutrición para su poesía y sus actos durante toda su vida. Cuando tiene 15 años su padre es asesinado por soldados del régimen conservador durante las contiendas de la guerra civil de 1917: Don Nicolás había peleado por la Independencia de Cuba, pero la República llegó con grilletes.
Es una catástrofe sentimental para el joven y será la poesía la auxiliadora en ese terrible tránsito de dolor y odio entremezclados en sus ojos aguados ante la injusticia. Veinte años después dedicará a su padre “Cantos para soldados”.
“No se porque piensas tú /soldado que te odio yo/ si somos la misma cosa/ tú, yo…”
“Soldado, aprende a tirar: / tú no me vayas a herir, / que hay mucho que caminar. / ¡Desde abajo has de tirar, / si no me quieres herir! / Abajo estoy yo contigo, / soldado amigo. / Abajo, codo con codo, / sobre el lodo. / Para abajo, no, / que allí estoy yo. / Soldado, aprende a tirar (...)”.
Aprende el oficio de tipógrafo y trabaja en el periódico El Nacional, dos años más tarde publica sus primeros poemas. Viaja a La Habana y comienza a trabajar como periodista en el diario Las Dos Repúblicas, regresando al tiempo a Camaguey por su terrible situación económica. Funda la revista Lis de la cual aparecen dieciocho números.
Obtiene el cargo de mecanógrafo en la secretaría de la gobernación y regresa a La Habana. Colabora con el suplemento literario dominical de El Diario de la Marina, publicación en la que da a conocer las nuevas formas de expresión literarias surgidas de las vanguardias europeas que en la isla apenas empiezan a cultivarse.

“Esos años” en Cuba
En los años treinta, sube al poder el sargento Fulgencio Batista. La realidad de Cuba no es ajena a la de casi toda América Latina. Dictaduras, intervenciones militares, colonialismo cultural, crisis financieras, miseria de las mayorías y riquezas ofensivas de un puñado, control foráneo de la economía. Batista se convierte en amo absoluto, con el apoyo de inversionistas, hacendados y financieros. En ese entorno Guillén es joven y pertenece al grupo de escritores que impulsan la literatura de vanguardia en Cuba. Combativos, en sus obras reflejan la angustiante realidad. Guillén se entrega por entero a la poesía negra y la denuncia social.
En esos años publica en El Diario de la Marina, que dirige el periodista Gustavo Urrutia, un suplemento con poemas de su primer libro, Motivos de son, versos que se convierten en acontecimiento cultural en la isla, ya que se da inicio a una nueva etapa de la poesía cubana. La palabra adquiere carácter autóctono con rasgos nacionales. En estos versos el pueblo negro, es el protagonista.
Un año más tarde, y cuando Guillén aún no tiene 30 años de edad, publica su segundo libro Sóngoro cosongo, título que deja explícito el contenido: plasmar en los poemas las raíces africanas, con su propia voz., su ritmo y sus costumbres, mezcladas con los frutos típicos “¡Ah, / qué pedazo de sol, / carne de mango! / Melones de agua, / Plátanos. / ¡Quencúyere, quencúyere, / quencuyeré!”.
Aparecerá luego West Indies Ltd. cinco años más tarde, con su irónico título en inglés, que es una denuncia de la explotación sufrida en su tierra.
“Las cañas – largas - tiemblan /de miedo ante la mocha. /Quema el sol y el aire pesa./ Gritos de mayorales /restallan secos y duros como foetes. /De entre la oscura /masa de pordioseros que trabajan, /surge una voz que canta, /brota una voz que canta, /sale una voz llena de rabia, /se alza una voz antigua y de hoy, /moderna y bárbara: /- cortar cabezas como cañas, /¡chas, chas, chas! /Arder las cañas y cabezas, /subir el humo hasta las nubes, /¡cuando será, cuando será!”.
Guillén, reconocido por su obra, obtiene un trabajo en el departamento de Cultura, pero dura poco. El tener amistades de izquierda, incluso colaborando en sus revistas, lo convierten en “persona no grata” para el poder. ¿Qué provoca esto en su espíritu? Reafirmar su solidaridad con los obreros, con los oprimidos, con su gente.
La Guerra Civil Española asola España. Época triste para el poeta. El dolor y la muerte cruzan el mar provocando desconsuelo en Guillén. Y desde esa angustia nace el poemario España. Poema en cuatro angustias y una esperanza.
En 1937 viaja a México, y publica su libro Cantos para soldados y sones para turistas, obra que apela a la razón de los trabajadores que, convertidos en soldados, defienden intereses ajenos al pueblo. Ya no son sólo los negros los que protestan a través de la voz de Guillén, ahora son todos los pobres, todos los luchadores, todos los humillados.
El son entero, en 1947, ahondará aún más esa visión de lo social.
“¡Ay, Cuba, si te dijera, / yo que te conozco tanto, / ay, Cuba, si te dijera, /que es de sangre tu palmera, / que es de sangre tu palmera, / y que tu mar es de llanto”.
Su vida será rica en experiencias, participando en congresos, viajando por todo el mundo y conociendo intelectuales de distintos países. Mientras tanto, en la isla, en el año 1956, los revolucionarios del Movimiento 20 de Julio, bajo el mando de Fidel Castro, desembarcan a bordo del barco Granma e inician la lucha revolucionaria en la Sierra Maestra contra el régimen de Batista.
Guillén estará años exiliado de su tierra, en París caduca su pasaporte y el consulado cubano se niega a renovárselo, el poeta es detenido e interrogado por la inmigración francesa incitada, quizá, por el gobierno de Batista. Es llevado a juicio y absuelto pero se le exige abandonar el país. Rafael Alberti acude en su auxilio y consigue que el gobierno argentino le otorgue el visado del país austral. Viaja a Argentina y ofrece recitales y conferencias en Buenos Aires y en otras localidades, como Santa Fé, Corrientes y Rosario. Tantas experiencias las recogerá en un libro, La paloma de vuelo popular (1958), publicado en la colección Poetas de España y América, que dirige Rafael Alberti. Temas de la injusticia, la esclavitud y el colonialismo, simbolizados en el trabajo de los obreros en los cañaduzales, asumen un primer plano.
“Una paloma / cantando pasa: / -¡Upa mi negro,/ que el sol abrasa, /! Ya nadie duerme / ni está en su casa, / ni el cocodrilo, / ni la yaguasa, / ni la culebra, / ni la torcaza…/ (…) Que muera el amo, / muera en la brasa! / Ya nadie duerme / ni está en la casa: / (…)”
El poeta percibe la próxima llegada de un reino de justicia y fraternidad.
El considera a la literatura como instrumento para la lucha, tal como lo hacía César Vallejo, Pablo Neruda…tantos!
En 1959, los revolucionarios de Sierra Maestra descienden a La Habana y toman el poder en Cuba. El dictador Fulgencio Batista huye a Estados Unidos y en su lugar, se establece un nuevo gobierno revolucionario liderado por Fidel Castro.
Nicolás Guillén se suma a los actos públicos realizados en Buenos Aires para saludar el advenimiento del nuevo régimen en Cuba y, con el fin de conmemorar el momento histórico, publica en el semanario Propósitos el soneto Che Guevara, dedicado a la figura del joven revolucionario argentino que empieza a erigirse como nuevo héroe romántico de Latinoamérica.
El poeta regresa a Cuba tras casi seis años de exilio y a su llegada ofrece un recital para el ejército rebelde en La Habana, el recital es presidido por el mismo comandante Che Guevara. Es convertido en un símbolo del carácter popular que la revolución desea imprimir a su gobierno, el poeta reanuda sus colaboraciones en diarios y revistas de la isla y de distintos medios internacionales y emprende, nuevamente, su vida itinerante como representante de la cultura de su país.
Para cortar con el destino de explotación llama al pueblo de Cuba y Latinoamérica a formar una muralla contra el alacrán y el ciempiés del colonialismo y la explotación: “Para hacer esta muralla, / tráiganme todas las manos: / los negros, sus manos negras, / los blancos, sus blancas manos. / Ay, / una muralla que vaya / desde la playa hasta el monte, / desde el monte hasta la playa, bien, / allá sobre el horizonte (...)”.
Dice Roberto Fernández Retamar, poeta cubano “La Revolución Cubana está en la raíz de muchas de las grandes transformaciones políticas y también literarias del continente, atrajo la atención del mundo sobre América Latina en general y sobre la literatura en particular. Incluso, autores que no tenían ninguna relación con la Revolución, sino todo lo contrario, se convirtieron en escritores de reconocimiento universal”.
En 1964 aparece Tengo, texto en que, desde su título, el poeta sigue brindando testimonio de su apoyo a la revolución, pero no para cantar como antaño sus promesas sino para festejar sus logros: “(…) tengo, vamos a ver, / tengo el gusto de andar por mi país, / dueño de cuanto hay en él, / mirando bien de cerca lo que antes / no tuve ni podía tener (…)”.
En 1968 publica El gran zoo, libro en que Guillén parece estar de vuelta de todos los artificios y aventuras de su tiempo pues, con un estilo travieso, nos muestra la gama de seres maravillosos que pueblan la geografía latinoamericana, como si se trataran de animales mitológicos enjaulados en un fantástico e imaginario jardín zoológico. Por esta época su salud empieza a verse quebrantada por la extraordinaria actividad itinerante y en 1971, cuando estaba a punto de cumplir los 70 años, sufre graves trastornos cardiacos que lo llevan a ser internado durante un largo período en el hospital. Como consecuencia de esta enfermedad su salud queda quebrantada y, en adelante, tendrá que llevar una vida más reposada que lo obliga a limitar su actividad diplomática y prestar atención únicamente a la creación poética que sigue desarrollando incesantemente desde su retiro en La Habana. Recibe múltiples homenajes y la UNEAC publica el primer tomo de sus obras completas. Aparecen también los libros La rueda dentada y el misceláneo volumen El diario que a diario.
En 1978 publica Por el mar de las Antillas anda un barco de papel: poemas para niños mayores de edad.
Recibe el doctorado honoris causa de la Universidad de Burdeos y la Orden José Martí, máximo reconocimiento honorífico de su país. La UNEAC publica en dos volúmenes la compilación de su Obra poética completa. En 1983 recibe el Premio Nacional de Literatura de Cuba y seis años más tarde, en 1989, muere después de una larga enfermedad. Tenía 87 años.

“Vengo de andar, y aquí me quedo,
Con mi pueblo.
Vengo con mis recuerdos,
Vengo con mis heridas...
Y mis versos”.

Musicalizando letras

“Tengo el alma hecha ritmo y armonía, todo en mi ser es música y es canto, desde el réquiem tristísimo del llanto hasta el trino triunfal de la alegría”

Y muchos quedaron presos de las letras, del ritmo, de esa energía salida de lo profundo. Y brotando la música de los poemas… emergió la música de ellos, música escondida para conquistar el mundo.
Juan Pacho García, los hermanos Grenet, Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla, Horacio Guarany, Los Fronterizos con “No sé por qué piensas tú”; Los Quilapayún “La Muralla”; Hilario González “La tarde pidiendo amor”; María Álvarez Ríos, y los boleros y guarachas de Walfrido Guevara. Y los más actuales Gisela Hernández, Electo Silva, Harold Gramatges, Amaury Pérez “Nieve”, así como los españoles el compositor Xavier Montsalvatge y la soprano Victoria de los Ángeles.
Pablo Milanés, el trovador cubano mas conocido musicalizó “De qué callada manera” y “Tengo”. Ana Belén y Víctor Manuel han hecho un maravilloso trabajo musical cuyo disco La paloma de vuelo popular apareció en los años setenta.
Y así anda el espíritu de Guillén, junto a sus ancestros bailando al son en cada rincón de la isla. En su pueblo de Camaguey, “comarca de pastores y sombreros”.



Adivinanzas de Nicolás Guillén


En los dientes, la mañana,Y la noche en el pellejo.¿Quién será, quién no será?
El negro
Con ser hembra y no ser bella,Harás lo que ella te mande.¿Quién será, quién no será?
El hambre
Un hombre que está llorandoCon la risa que aprendió.¿Quién será, quién no será?
yo

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